¿”Y te vas tu sola? Yo sería incapaz” “¿Otra
vez? Pero si es el mismo show” “No vienes a la fiesta porque es mucho dinero y ya
te lo has gastado planificando otro concierto ¿Y nosotros qué?”
Estas son algunas de las frases que he
escuchado cuando decía me voy a Madrid a ver a Malú yo sola, sin conocer a
nadie. La gente no entiende que prefiera gastarme el dinero en esto que en una
fiesta, no entiende que lo que yo siento en esas dos horas de concierto es lo
que me da fuerza para seguir adelante. No cuento los años en semanas ni en
meses, los cuentos en números de conciertos, los días que pasan sólo restan días
al siguiente concierto.
Un concierto en Madrid, uff será lo
mismo que en Zaragoza misma artista, mismo tour, mismas canciones perdona que
te diga pero no tienes ni puta idea entonces, en Madrid he llorado todo lo que
no he llorado en un concierto, ver como tu ídolo se parte en dos en medio del
escenario de la emoción es algo que se contagia, la gente de tu alrededor vive
la música como tú y es magnífico tener una mirada cómplice en cada canción y
que cuando hablas de música no te miren raro porque escucha Pop en español, es
una sensación increíble el estar llorando apoyada en la barandilla y la gente
de tu alrededor que no conoces de nada esté abrazándote y arropándote.
Por todo esto me merece más la pena un
viaje de 8 horas entre ida y vuelta, madrugones, 12 horas en la calle, 2 horas
dentro de pie, salir sin voz, con los ojos rojos, sin sentir los pies y después
de todo esto me siento más viva que nunca. Si me preguntarán que es para mí la
felicidad diría que todo esto, soy feliz cuando estoy de concierto, soy feliz viéndolas
encima de un escenario, soy feliz, sí, creo que ahí está la clave soy feliz
siendo yo misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario